
Con esta pregunta, algunos días atrás el Diputado Rodrigo De Loreno (UCR) interpelaba al Sr. Jefe de Gabinete de Ministros, Dr. Guillermo Francos en el marco de la presentación de su informe de gestión, con foco por supuesto en la crisis vinculada a la Agencia Nacional de Discapacidad (ANDIS), que por estos días siembra de dudas la transparencia del gobierno de turno.
A modo de resumen, para el caso de que no esté al tanto o no recuerde la cronología de los hechos, el escándalo comenzó cuando se filtraron audios atribuidos a Diego Spagnuolo, un abogado cercano al Presidente de la Nación, que se desempeñaba como Director de la Agencia Nacional de Discapacidad. En esos audios, el exfuncionario, aseguraba que existían maniobras fraudulentas en el seno de su organismo, consistentes en el pago de coimas por parte de laboratorios a funcionarios del gobierno para ser beneficiados con la compra de medicamentos.
Según el primer audio filtrado, Spagnuolo apunto directamente contra Eduardo «Lule» Menem y Karina Milei, quienes serían los principales beneficiarios de un esquema de recaudación ilegal a través del pago de comisiones. Asimismo, el audio revelo que estas maniobras eran promovidas por funcionarios de esta agencia designados por el mismo «Lule» Menem a pesar de la disconformidad de Spagnuolo.
A partir de este acontecimiento y en un contexto donde el gobierno libra una batalla legislativa y de vetos contra quienes pretenden «declarar la emergencia en discapacidad», han ocurrido una serie de hechos que debieran llamarnos a la reflexión profunda como ciudadanos.
Por empezar, el gobierno optó por una llamativa estrategia de «silencio», algo totalmente desaconsejado en materia de comunicación cuando una crisis golpea. Ya lo decía el gurú del management, Peter Druker: «Lo más importante en la comunicación es escuchar lo que no se dice». Otro de los preceptos de la comunicación indica que lo que no digas tú, lo dirá otro por ti y probablemente de la peor manera posible. Y así fue. La oposición y los detractores del gobierno aprovecharon la ocasión para golpear en un contexto electoral que seguramente tendrá consecuencias, aun poco claras, en el resultado electoral del próximo 7 de septiembre próximo.
Si bien algunos funcionarios intentaron hacer una tibia defensa del gobierno sobre lo acontecido, han mostrado más temor que seguridad. Sorpresivamente, el vocero presidencial emitió un tweet desde su cuenta personal de X donde lejos de referirse a la cuestión principal, intento desviar la atención sobre el hecho de que se obtuvieron grabaciones de la Secretaria General de la Presidencia de manera ilegal dentro de la Casa Rosada.

Parece descabellado pretender que alguien repare en eso, cuando lo que consterna a la sociedad es la sospecha de corrupción, más allá de la forma de obtención de los audios, que es harina de otro costal.
Lo segundo que llama mucho la atención es que, ante la supuesta denuncia de un funcionario sobre hechos de corrupción, en lugar de abrir una investigación y obligarlo a ratificar la correspondiente denuncia ante la justicia, tal como establece la ley, el Sr. Spagnuolo fue separado de su cargo y enseguida vinculado a sectores opositores o incluso a funcionarios propios, pero enemistados en este momento, como la Vicepresidenta de la Nación, la Dra. Victoria Villarroel.
Este traspié obligo al mismísimo Francos a pedir disculpas por haber vinculado públicamente a Villarroel con Spagnuolo, un error imperdonable para un funcionario de la importancia del Jefe de Gabinete de Ministros.

Por otro lado, la sociedad hizo saber su descontento y desconfianza mediante dos maniobras típicas de nuestra idiosincrasia. Primero a través de insultos y pedradas en todos los lugares donde funcionarios del gobierno se presentaron en clave electoral, la última de ellas en la provincia de Corrientes donde este domingo 31 de agosto se realizarán las elecciones para Gobernador y Vicegobernador y donde todo apunta a una victoria del partido gobernante, por estos días opositor al gobierno de Milei. Según encuestas locales, La Libertad Avanza obtendría el cuarto lugar con apenas un 10,8% de los votos.
El otro síntoma de descontento popular, se pudo visibilizar en términos económicos, mediante la mayor compra de dólar billete desde 2019. Durante julio, 1,3 millones de ahorristas argentinos compraron US$ 3408 millones. 1
Esta compra masiva de dólares para «atesoramiento» en el colchón exhibe la desconfianza que los argentinos, o por lo menos una parte de ellos tiene respecto de la estabilidad del gobierno, de su rumbo económico y de la compleja situación social que se vive. Un duro golpe al plan económico del Ministro Caputo, que eventualmente se verá reflejado en los comicios de septiembre.
Todo esto, que el gobierno intenta teñir de «operación» pone al descubierto sus propias fragilidades. Por ello, nunca mejor hecha la pregunta de De Loreado a Francos ¿Qué esperaban? ¿en serio creyeron que el partido justicialista, kirchnerista o como quieran llamarle no va a golpearlos en cada oportunidad que tenga? ¿Acaso confiaron en que durante el periodo electoral rige el fair play? cual campeonato de futbol.
Pero estimado lector, este interrogante, no es solo para los políticos. Es también para nosotros. ¿Qué esperaba de un gobierno que llegó al poder producto de una suma de coaliciones a las que destrato y traicionó desde el primer día? ¿Acaso era probable que un partido político nuevo, sin estructura, ni roce político, pudiera poner funcionarios calificados y de confianza en todos los sectores del inmenso estado? ¿Era sinónimo de transparencia y trayectoria incuestionable la aparición del apellido Menem en tantas áreas de gobierno? Son preguntas que me gustaría dejarle para que juntos reflexionemos al respecto y pensemos donde vamos a colocar nuestro voto dentro de poco.
- https://www.lanacion.com.ar/economia/casi-13-millones-de-argentinos-compraron-us3400-millones-en-julio-nid29082025/ ↩︎

Deja un comentario